«Se supone que por precaución todos deberíamos actuar como si estuviéramos contagiados y eso es un lío aún mayor en el dentista».
Las nuevas precauciones en tiempos de pandemia han empezado incluso antes de entrar. Lo primero, hay que tomarse la temperatura antes de asistir a la cita. Con 36,7º no habrá problema. Ahora lo primero, nada más decir buenos días tras una mascarilla, debo limpiarme con gel hidroalcohólico las manos y ponerme unos guantes los cuales están en la misma entrada. Seguido debo colocarme unas calzas y de nuevo en las manos el gel hidroalcohòlico para poder acceder al gabinete en el que van a atenderme.
En la sala de espera antes había 4 sillas,ahora hay 2 y con una distancia de 1,5 m entre ellas,una mesita con 2 sillas para los mas pequeños con unos cuentos,lápices de colores y algún que otro juego para su entretenimiento hasta ser atendidos ,han desaparecido por completo de ésta.
Lo exige el nuevo protocolo del Colegio de Dentistas. También recomienda quitar mesitas, cuadros, floreros y todo tipo de folletos informativos y juegos de mesa. Han desaparecido también las revistas de cortesía, porque el coronavirus puede permanecer en papel y cartón 24 horas. Corren el riesgo de quedarse como un recuerdo precovid-19.
También está prohibido lavarse los dientes en este espacio. Eso sí que es curioso. Prohibido lavarse los dientes en el dentista. Tiene sentido, dado que el mayor riesgo de contagio está precisamente en las gotitas que desprendemos por la boca. Otro de esos gestos cotidianos convertido por el covid-19 en un campo de minas.
La/el dentista y su auxiliar llevan puestas dos mascarillas cada una tras la pantalla de plástico. Las han comprado en la farmacia, igual que los geles hidroalcohólicos, a precio de farmacia. El 80% de los dentistas españoles declara no haber podido adquirir las EPI que necesitan y el 20% restante a lo mejor ni siquiera lo ha intentado, porque 1 de cada 4 ni siquiera atiende urgencias.
Así que poder atenderme de urgencia es posible que le esté costando más dinero a mi dentista del que cobra la consulta. Así que hasta mayo esta clínica no abrirá la consulta y empezará poco a poco por retomar las citas más importantes y urgentes que quedaron pendientes antes de que ocurriese todo este caos social.
Al menos los dentistas están acostumbrados a los protocolos de seguridad, pero medidas como estas van a tener que irse implantando en todo tipo de negocios una vez que reabran adaptados a los nuevos tiempos del covid-19.
Las nuevas condiciones de seguridad exigirán que entre paciente y paciente haya que ventilar diez minutos, pero abriendo la ventana sin que haya corriente. El protocolo, con 39 páginas de instrucciones pormenorizadas, ni siquiera permite conectar el aire acondicionado centralizado por si transmite el virus entre salas.
Me enjuago antes de empezar con un colutorio con agua oxigenada diluida porque, según me explican, eso disminuirá mi carga viral (si la tuviera). Creen que estas precauciones han llegado para quedarse mucho tiempo. «Van a ser unos años muy complicados, pero hay que aguantar»…
Todo esto nos recuerda en todo momento que cualquiera de los que estamos en esa clínica podemos ser contagiosos sin saberlo. No sabemos a quién protegemos de quién.
Con esta nueva publicación os queremos comunicar que va a ser una vuelta al trabajo diferente y muy dura,ya que no vamos a poder atender a tantos pacientes cada pocos minutos como lo hacíamos antes.
Os pedimos comprensión ya que sin vosotr@s todo esto no sería posible y para nosotras lo primero es vuestra seguridad y en los tiempos que estamos viviendo más que nunca.
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