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Dentina dental: qué es y cómo cuidarla


Cuando hablamos de la boca es probable que nos vengan a la mente los dientes, la lengua, las encías… pero hay una parte muy importante para la salud bucal: la dentina.

Se trata de una capa interna que conforman la dentadura y se encarga de proteger la pulpa -o nervio- de golpes externos.

Además, la dentina aporta el color de la pieza, por lo que tiene un importante factor estético.

En este artículo, os explicamos qué sucede cuando la dentina queda expuesta y cómo podemos evitarlo para cuidarla correctamente.

¿Qué es la dentina?

La dentina es uno de los tejidos más duros de todo el cuerpo humano y está recubierta por el esmalte.

De un característico color amarillento, es la encargada de aportar el color de la pieza, puesto que el esmalte -la capa externa- es translúcido.

Además, la dentina recubre y protege la pulpa dental, la parte interna de las piezas donde se encuentran los vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas.

La dentina está compuesta de diferentes sustancias: un 70% de hidroxiapatita, un 20% de materia orgánica y un 10% de agua.

Contiene numerosos túbulos dentinarios, es decir, unos canales microscópicos que conectan la superficie del esmalte con el interior de la pulpa.

Es por esto que cuando la dentina queda expuesta a los estímulos del exterior, notamos un dolor punzante y agudo en los dientes conocido como sensibilidad dental.


Composición y tipos de dentina


Encontramos tres tipos:

  • Dentina primaria: es la primera que se forma y se encarga de delimitar la pieza de la cámara pulpar.
  • Dentina secundaria, adventicia, regular o fisiológica: su formación no cesa durante toda la vida de la pieza dental.
  • Dentina terciaria, dentina reparativa, reaccional, irregular o patológica: se forma para proteger y aislar la pulpa cuando detecta la presencia de una lesión, como caries.

Problemas relacionados con la dentina dental

Prácticamente todas las enfermedades bucodentales que terminan afectando a la dentina empiezan, en primera instancia, en otra zona.

Como explicábamos antes, el esmalte es la capa externa del diente que rodea la dentina, por lo que cuando este resulta dañado, inevitablemente también lo estará el siguiente tejido.

Principalmente son los problemas de desgaste dental los que terminan reduciendo la cantidad de esmalte que tenemos.

Este problema puede tener su origen en diferentes razones:

  • Bruxismo (rechinar los dientes de manera inconsciente)
  • Un cepillado excesivamente agresivo
  • Fuerzas oclusales o masticatorias
  • La edad
  • La ingesta constante de alimentos o comidas ácidas (erosión dental)

Con ello, la dentina queda expuesta a los estímulos externos y experimentamos la sensibilidad dental, aunque conlleva otra serie de problemas.


Sensibilidad dental

La sensibilidad se traduce en un dolor muy intenso y localizado que se produce en un diente cuando está en contacto con un estímulo.

Suele suceder cuando ingerimos comidas o bebidas picantes, muy dulces o con temperaturas extremas (frías o calientes).


Estética

Hemos comentado al inicio que la dentina es de un tono amarillo y es la que aporta el color a la pieza, dado que el esmalte es translúcido.

Por ello, conforme el esmalte va perdiendo grosor, la dentina se vuelve más visible y la dentadura pierde su tono claro.

Esta situación merma la estética de la sonrisa, ya que unos dientes blancos y brillantes resultan más vistosos que una dentadura con tonos amarillentos.


Resistencia

La pérdida de grosor en las capas del diente, sea cual sea, se traduce en una mayor fragilidad de las piezas.

Así, en caso de recibir un traumatismo bucal, es más probable que se creen fisuras o que el diente se fracture.


Tratamientos para la dentina

La superficie dentaria perdida no se puede recuperar naturalmente, ya que no se regenera por sí misma.

Es por ello que el esmalte o la dentina que se ha desgastado no puede recuperarse sin la intervención de un dentista especializado.

Para evitar las complicaciones derivadas del desgaste dental y la reducción del esmalte, es posible recurrir a diferentes tratamientos dentales en función de la severidad del caso.

Así, será posible proteger la pieza y devolverle tanto su estética como su funcionalidad.


Refuerzo con fundas o carillas

Cuando el paciente experimenta sensibilidad pero la pérdida del esmalte no es muy pronunciada, es posible proteger el diente mediante una carilla dental estética.

Se trata de una fina lámina que se adhiere a la cara externa del diente y permite, además, modificar su forma, tamaño o color.

En caso de que la pérdida de superficie dentaria sea más acentuada, por ejemplo, si hay una caries que no se ha tratado a tiempo y está dañando la estructura interna, es preferible optar por una funda o corona.

De darse esta situación, lo normal es hacer también una endodoncia o tratamiento de conducto, consistente en vaciar la cámara pulpar.


Cuida tus dientes con una higiene diaria

Mantener unas adecuadas rutinas de limpieza oral en casa es la base para gozar de una buena salud bucodental.

Esto implica no solo utilizar elementos auxiliares de higiene, sino también saber cómo hay que lavarse los dientes y aplicar la técnica adecuada.

Es importante cepillar la dentadura con un movimiento de barrido, desde el final de las encías hasta el borde de las piezas y sin ejercer demasiada presión.

Tener en cuenta que el cepillo debe adaptarse a sus necesidades, por lo que pruebe uno con cerdas suaves o medias.


Conviene que, al menos una vez al día, uséis seda dental y un enjuague bucal para eliminar con mayor efectividad los restos de comida y placa bacteriana.

Y no olvidéis realizaros una higiene dental profesional al menos una vez al año para disfrutar al máximo de unos dientes sanos.

Os esperamos en la Clíninca Dental Noemi Crespo


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