La microbiota, ¿qué es?
La microbiota se encuentra en todo nuestro organismo recubriendo todos los conductos, cavidades y orificios que contactan con el exterior. Es diferente en cada una de las zonas, y tiene funciones específicas en cada conducto o cavidad. Por tanto, la microbiota intestinal no es igual a la del estómago o a la localizada en la boca.
La microbiota bucal la componen todas las bacterias y hongos que se encuentran en las distintas superficies de la boca así como las que se hayan en suspensión en la saliva.
Una microbiota oral saludable cumple muchas funciones beneficiosas para el ser humano. Convierte el nitrato de los alimentos en nitrito. Este nitrito regula procesos del metabolismo y también cardiovasculares y tiene efectos antimicrobianos y antiinflamatorias. El uso excesivo de colutorios podría afectar e incluso provocar un aumento de la presión arterial por la disminución del óxido nítrico.
Nuestra microbiota también es capaz de impedir que los patógenos se reproduzca y evitar la proliferación de las especies de bacterias que generan enfermedades periodontales y caries.
Los probióticos, ¿qué son?
Hace más de 100 años el premio Nobel Elías Metchnikkoff observó que la longevidad de ciertas personas en Europa oriental era mayor debido al consumo de ciertos alimentos fermentado que contenían una serie de bacterias que se consideraban benéficas.
Podríamos considerar, según la OMS, un agente probiótico como un alimento que contiene un número adecuado de microrganismos vivos, y que posee la capacidad de modificar la microbiota ejerciendo un efecto positivo y beneficioso para la salud.
Un frágil equilibrio
La boca es un complejo ecosistema en el que viven gran variedad de bacterias, más de 700 especies diferentes encuentran las condiciones de temperatura, humedad y nutrientes ideales para su desarrollo.
Tradicionalmente los dentistas basaban tanto la prevención y los tratamientos en tratar de eliminar la mayor parte de las bacterias alojadas en la boca por considerarlas dañinas.
Pero hoy por hoy se cree que las infecciones orales como la caries o las enfermedades periodontales son el resultado de cambios en el equilibrio de la microbiota, como consecuencia de la perdida de equilibrio en el ecosistema bacteriano natural de la cavidad bucal.
El tabaquismo, la mala alimentación y la falta de hábitos saludables, así como el consumo de grandes cantidades de azucares provocaría el desarrollo de bacterias patógenas que afectan a las encías y la descomposición de los azucares un aumento de los ácidos en la saliva que provoca la desmineralización los dientes favoreciendo la proliferación de las caries.
También las embarazadas, los diabéticos, los ancianos, y personas que toman medicamentos que aumentan la sensibilidad de las encías como los anticonceptivos orales o los antihistamínicos sufren un desequilibrio en la microbiota.
Con la aparición de este nuevo concepto sobre el cambio ecológico microbiano como mecanismo que conlleva al inicio de la enfermedad, aparecen nuevas estrategias dirigidas a potenciar un ambiente saludable para poder prevenir el desarrollo de estas infecciones oportunistas mediante el uso de nuevas estrategias, entre ellas el uso de probióticos, para mantener el equilibrio ecológico de la microbiota.
El poder probiótico
Si unimos la eliminación de la placa dental mediante el cepillado a la adopción de medidas complementarias podemos crear un entorno bucal óptimo.
Cuando se trata de la boca, los probióticos muestran potencial para reequilibrar el microbioma oral y reducir el riesgo de enfermedad dental.
Algunas de estas especies de apoyo incluyen las que pertenecen al género lactobacillus, así como las bacterias reductoras de nitratos.
Las bacterias reductoras de nitratos, como comentábamos al principio, convierten el nitrato de la dieta, concentrado por las glándulas salivales, en nitrito. El nitrito salival puede limitar el crecimiento de bacterias cariogénicas al producir óxido nítrico en un ambiente acido.
Las cepas de Lactobacillus también demuestran acción probiótica, con mecanismos de acción que incluyen la disminuyen la formación de la placa, la inhibición de bacterias patógenas a través de la producción de compuestos antimicrobianos, y una interacción indirecta con el sistema inmunológico, mejorando nuestra respuesta inmunitaria.
Los probióticos también pueden controlar el mal olor bucal, suprimiendo la producción de compuestos de azufre volátiles producidos por las bacterias (Fusobacterium nucleatum) que se encuentran en el reverso de la lengua y que contribuyen al mal aliento.
Los probióticos dentales muestran potencial para modificar la microbiota oral. Actúan como una herramienta terapéutica tanto para la prevención como para el tratamiento complementario de las enfermedades dentales aunque nunca sustituyen un cuidado diario de los dientes ni las visitas al dentista.
Consejos
Para mantener a tu microbiota en forma sigue estos consejos.
- Cepilla tus dientes con una pasta con flúor (especialmente de noche)
- Consume yogures sin pasteurizar, kéfir y quesos de leche cruda.
- Consume aceitunas y encurtidos.
- Incorpora a tu dieta más cantidad de hortalizas de hoja verde.
- Elimina o reduce el tabaco, el azúcar y los procesados.
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