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Onicofagia: morderse las uñas y consecuencia en los dientes

La onicofagia es el hábito compulsivo de morderse las uñas. Es una práctica muy común que puede comenzar en la niñez y continuar durante toda la vida con todas las consecuencias que conlleva. El daño que se produce en las uñas y cómo afecta a la apariencia de las manos es preocupante.

Este hábito puede dañar el lecho ungueal (la piel localizada bajo la uña) y dejar las uñas rotas y desiguales. Además, es un hábito que puede provocar una variedad de complicaciones de salud bucal.

No existe una causa clara del porqué nos mordemos las uñas, aunque la mayoría de las veces está asociado con el estrés. Es un hábito que a menudo comienza en la niñez como una progresión natural de chuparse el dedo o el pulgar. Morderse las uñas puede ayudar a aliviar la tensión, la ansiedad, el estrés o el aburrimiento. Cuando nos encontramos en una situación que provoque estas reacciones, probablemente nos mordamos las uñas. Desafortunadamente, puede ser un hábito difícil de eliminar, incluso si se sabe que está dañando la salud bucal cada vez que muerde.

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¿Qué pasa si te muerdes las uñas?

Morderse las uñas puede afectar seriamente a la salud de las encías y los dientes de varias maneras. Estos son algunos de los problemas que podemos encontrar si nos mordemos las uñas:

  • Erosión, astillado y agrietamiento: la fricción de los dientes contra las uñas puede desgastar gradualmente el esmalte o incluso hacer que los dientes se astillen o agrieten.
  • Las uñas se vuelven más duras cuando se muerden constantemente, lo que significa que cada vez es más difícil morderlas, causando más daño cuanto más tiempo dure el hábito.
  • Maloclusión y diastemas: morderse las uñas no solo daña los dientes, sino que también, al ejercer presión sobre ellos, puede hacer que se muevan y se separen, lo que provoca maloclusiones (problemas con la mordida) y espacios, afectando a la sonrisa.
  • Reabsorción de las encías: Morderse las uñas también puede debilitar las raíces de los dientes y hacer que el hueso de los maxilares se reabsorba, lo que significa que el diente o los dientes afectados se muevan y acaban perdiéndose.
  • Gingivitis: una gran cantidad de suciedad y gérmenes quedan atrapados debajo de las uñas, y al mordérnoslas, las bacterias son transferidas a la boca, lo que puede provocar enfermedades de las encías.
  • Bruxismo: el hábito de morderse las uñas puede aumentar el riesgo de desarrollar el hábito crónico de rechinar los dientes, lo que conlleva aún más problemas de salud oral, junto con dolores de cabeza y molestias en la articulación temporomandibular o ATM, lo que puede provocar dolor en la mandíbula o dificultades para masticar.
Otras consecuencias de morderse las uñas

Con esta práctica también aumenta el riesgo de paroniquia, una infección de la uña. Sus síntomas incluyen la aparición de un área dolorosa, roja e hinchada alrededor de la uña, a menudo en la cutícula, o en el sitio de un padrastro (carne levantada alrededor de la uña). Si la infección es bacteriana, incluso puede haber un acúmulo de pus y provocar la pérdida de la uña.

Cómo dejar de morderse las uñas

Romper cualquier hábito es difícil y morderse las uñas no es diferente. A menudo, es posible que ni siquiera nos demos cuenta de que lo estamos haciendo, y esto puede hacer que sea mucho más difícil dejar de hacerlo. Sin embargo, es fundamental intentar romper con este hábito si queremos proteger y mantener una buena salud bucodental. A continuación explicamos algunas estrategias que ayudarán a eliminar este hábito:

  • Encontrar otra cosa que hacer con las manos cuando estemos nerviosos, como jugar con una pelota antiestrés.
  • Mantener unas uñas cortas y bonitas de manera regular.
  • Aplicarse un esmalte de uñas con mal sabor para que el morder se asocie con un sabor desagradable.
  • Identificar actividades o factores que desencadenen el hábito de morderse las uñas y planear hacer otra cosa en su lugar. El saber qué lo desencadena puede ayudar a planificar con anticipación y hacer algo diferente en su lugar.
  • Eliminar el hábito de manera gradual. Empezar con solo con alguna uña para dejar de mordérsela. Ir agregando más uñas a la prohibición de mordérselas hasta que no quede ninguna.
  • Pedir a las personas que nos rodean que nos detengan cada vez que empecemos a mordernos las uñas.

Todas estas estrategias pueden ayudar a encontrar una mejor manera de lidiar con las emociones negativas, y también ayudarán a evitar una visita al dentista por un problema dental grave provocado por el hábito de morderse las uñas.

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