La esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa compleja de carácter autoinmunitario que afecta la transmisión nerviosa sensitiva y motora. Los hormigueos, el adormecimiento de una o más extremidades y la pérdida de agudeza visual son los síntomas más habituales cuando debuta la enfermedad, que, a medida que avanza, dejan paso a la debilidad y a la rigidez muscular.
Como sucede con otras enfermedades crónicas, los pacientes con esclerosis múltiple pueden centrar su atención a su enfermedad principal y olvidarse en parte de su salud bucodental. El cansancio, los problemas de movilidad o la saturación de visitas médicas pueden alejarlos de las consultas odontológicas.
Aunque hay estudios que evidencian que las personas con esclerosis múltiple tienen una peor salud bucodental en general, independientemente de los hábitos de higiene que tengan, de lo que cuiden sus bocas y de lo poco o mucho que acudan a las consultas, es cierto que existen una serie de factores que aumentan el riesgo de enfermedades bucodentales en los pacientes con esclerosis múltiple.
La disminución de la habilidad manual para mantener una correcta higiene bucodental y un déficit de la capacidad de absorción de vitamina D son dos de estos factores. Además, muchas de las medicaciones utilizadas en el manejo de la esclerosis múltiple tienen efectos adversos sobre la salud oral y pueden producir xerostomía, disgeusia (alteración del sentido del gusto), disfagia (dificultad para tragar) o ulceraciones de la mucosa oral.
La fatiga, la depresión, la debilidad muscular, los temblores, los espasmos, la espasticidad, el dolor orofacial, la neuralgia del trigémino y las parestesias en las manos son algunos de los síntomas de esclerosis que pueden interferir en las maniobras de higiene oral y en el acceso a los servicios dentales, lo que podrá aumentar el riesgo de manifestaciones bucodentales.
El dolor de dientes, la sequedad oral, la sensibilidad dental, las alteraciones del gusto y el dolor orofacial son algunas de estas manifestaciones más prevalentes entre los pacientes con esclerosis múltiple. Además, se sabe que existe una relación entre la esclerosis múltiple y la enfermedad periodontal, ambas de origen inflamatorio.
Para evitar que aparezcan estas manifestaciones bucodentales, deberá aplicarse una rutina diaria que pase por:
- Cepillarse los dientes después de cada comida, si conviene sentado y con un cepillo que sea más fácil de agarrar al menos durante dos minutos cada vez, ya sea manual o eléctrico
- Usar una pasta de dientes que contenga fluor y antisépticos
- Usar el hilo dental cada noche o cepillos interproximales, si la fatiga a esa hora es intensa, por la mañana
- Limpiarse la lengua con un limpiador lingual
- Utilizar colutorio con antiséptico a diario
- Beber agua con frecuencia y evitar el tabaco, el alcohol y la cafeína
- Cambiar el cepillo de dientes cada 3 meses
- Establecer un calendario de visitas regular con el dentista, acudiendo en cualquier momento si hay cualquier signo de alarma (sangrado de encías, dolor o sensibilidad dental, etc.)
- Solicitar la ayuda de terceros en caso de no tener la autonomía suficiente como para poder realizar estas acciones
Si se aplican correctamente todas estas medidas será más fácil mantener la boca en buenas condiciones y evitar añadir más problemas a los de por sí ya provoca la enfermedad.
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