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Uso del chupete, ¿cómo y cuándo eliminarlo? Repercusiones en el lenguaje

El chupete puede ser el aliado y compañero fiel de nuestro bebé, le ayuda a conciliar el sueño, disminuye el estrés y lo calma en momentos de llanto. Todo esto es beneficioso en los primeros meses de vida, pero, si prolongamos su uso, puede acarrear alteraciones dentarias y por consiguiente, del lenguaje.

Los pediatras y logopedas  aconsejamos el uso inicial del chupete para favorecer el desarrollo de la musculatura oral y evitar un posible episodio de muerte súbita. Aun así, llega un momento en que resulta preciso desprenderse de él, ya que los procesos de maduración y desarrollo de la dentición, paladar…, aparecen y pueden verse comprometidos.

Hasta los 15-18 meses, no provoca ningún tipo de alteración, es a partir de los 24-30 cuando el lenguaje está en pleno desarrollo. Si un niño utiliza el chupete durante muchas horas al día, restamos horas de práctica del lenguaje. Esto hace que aparezca un desfase en el desarrollo lingüístico con respecto al resto de niños que no lo utilizan.

¿Cuáles son las ventajes e inconvenientes de su uso?

Ventajas:

  • Efecto calmante.

Inconvenientes (por encima de la edad recomendada):

  • Alteraciones en la mordida (abierta y/o cruzada).
  • Deglución disfuncional y respiración bucal.
  • Dislalias.
  • Dificultades en la coordinación de labios, lengua, paladar, dientes y mandíbula.
  • Limitación del tiempo de habla, y por tanto, de la adquisición del lenguaje.
  • Aumentan la posibilidad de aparición de infecciones estomacales y bucales.

¿Cómo disminuir su uso hasta su completa eliminación?

No debe ocurrir de un día para otro, este proceso es lento y debe realizarse de forma paulatina. Lo aconsejable es ir disminuyendo las horas o momentos en los que suele utilizarlo (trayecto corto en coche, momentos antes de las comidas, mientras está viendo la televisión…etc) e ir prolongando la duración del tiempo sin su uso. Otra opción sería asociar el chupete a sensaciones desagradables para él (impregnarlo en pimienta, limón, vinagre…) facilitando el rechazo hacia el objeto. También resulta útil el relatar o inventar historias en las que ellos estén implicados y aparezcan algunos de sus personajes de ficción favoritos haciéndolo desaparecer.

En definitiva, el uso prolongado de este hábito lesivo junto con la succión digital, onicofagia..etc, implica una alteración en los órganos bucofonatorios y por consiguiente, un desarrollo tardío y/o alterado del lenguaje.

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